El compositor valenciano Damián Sánchez y el ingeniero de sonido guipuzcoano Mikel Krutzaga han grabado la banda sonora de un videojuego para el mercado chino. Se trata de la primera composición sinfónica de orquesta para videojuegos de Sánchez, que ha contado con el buen hacer de la Macedonia Radio Symphonic Orchestra. Para el vasco, es su tercer trabajo para videojuegos, después de participar en la superproducción de los madrileños MercurySteam Castlevania: Lords of Shadows.
Sanchez, creador de bandas sonoras para los títulos españoles Blues and Bullets y Anima: Gate of Memories, ha sido el responsable de la partitura original del videojuego Swordsman World , desarrollado por la compañía Kingsoft Games. Se trata de un spin-off para terminales móviles de un MMORPG de gran éxito en China y que, presumiblemente, no llegará a Europa. “Los productores buscaban a alguien que les hiciera la banda sonora con una visión diferente a la música tradicional china, y esa es una de las razones por las que, al final, llegaron hasta mí”, ha explicado el valenciano.
En Swordsman World, Sánchez ha tenido la oportunidad de dejar de lado los sintetizadores y la música de librería, con los que había trabajado hasta ahora, para crear una banda sonora para una orquesta de cincuenta músicos. “Elaborar música para orquesta es diferente. Las librerías engañan porque te permiten hacer de todo», reconoce. «Pero al grabar con instrumentos reales tienes que tener en cuenta sus limitaciones, la dificultad de la partitura, el grado de frivolidades o locuras que puedes escribir… Si los músicos no lo entienden o la partitura es muy difícil de tocar, puedes llegar a irte a casa sin todo el material grabado”.
Para este proyecto, el compositor contó con la ayuda del ingeniero musical y ganador de un Grammy, Mikel Krutzaga. “Damián se puso en contacto conmigo porque le era un reto trabajar con una orquesta sinfónica, y necesitaba alguien que le ayudara en este campo». El vasco no es un recién llegado. En su curriculum recoge más de 40 trabajos para cine y casi 80 discos de música. Para videojuegos, Krutzaga ha mezclado las dos bandas sonoras de Oscar Araujo para la saga Castlevania: Lords of Shadow.
El vasco se encargó de planificar la sesión de grabación con la F.A.M.E.’S. Macedonia Radio Symphonic Orchestra. Cuatro horas de trabajo, en el que participaron 50 músicos –30 de cuerda, 12 de metal y 8 de madera–, un director de orquesta y tres técnicos de sonido. El resultado final, casi 14 minutos de música, dos más que la media habitual. «La decisión de irnos a Macedonia fue de los productores del videojuego», asegura el compositor Damián Sánchez. “Sabían que allí se había grabado la banda sonora Austin Wintory para Journey, y era la referencia que tenían”. Sin embargo, entre sus trabajos están las grabaciones de bandas sonoras de videojuegos como Rayman Origin, Rayman Legends, Sorcery, GRID 2 y Halo: Spartan Strike, entre otros.
La sesión en Macedonia no estuvo exenta de complejidades. Krutzaga no pudo viajar hasta el país de los Balcanes, así que tuvo que guiar la sesión en remoto, desde su estudio en la localidad guipuzcoana de Amezketa. Damián Sánchez fue sus los ojos durante la grabación. “Tecnológicamente no hay ningún problema, ya que la calidad del sonido que me llegaba era lo suficientemente buena como para saber qué es lo que se estaba haciendo en Macedonia”, explica el ganador del Grammy latino. Para que todo salga rodado, Krutzaga destaca que, de antemano, «hay que hacer una buena selección de la microfonía y elegir bien su colocación en el estudio». «Otro factor a tener en cuenta es el orden de los temas a tocar», añade.
En este sentido, el compositor de Swordsman World detalla que, si se comienza la sesión con un tema complicado de ejecutar, los músicos «pueden llegar a fatigarse mentalmente». «Mikel tiene experiencia en este tipo de grabaciones, y sabía de sobra cómo situar cada pieza en la sesión, y hasta cuándo puedes pedir a los músicos que sigan tocando para que el tema quede pulido”.
Durante las cuatro horas de grabación, el ingeniero de sonido guipuzcoano escuchaba en streaming la premezcla que se estaba haciendo en Macedonia. «No es la primera vez que trabajo de esta manera», reconoce. “Ya lo había hecho más veces, por ejemplo, cuando grabé los coros para Castlevania: Lords of Shadows, o para un par de cortometrajes”. La mayor dificultad radica en que “te tienes que fiar de lo que está haciendo el técnico de sonido de allí para tener una orientación del balance. Hasta que al día siguiente no recibes todo material separado por micrófonos, no sabes realmente cómo está”.
Producción emocional
A finales del mes de abril, Damián Sánchez y Mikel Krutzaga se reunieron en el estudio Musikart (Amezketa, Gipuzkoa) para darle los últimos ajustes a la banda sonora de Swordsman World. «La labor de un ingeniero de sonido tiene dos vertientes: una primera puramente técnica para que todo suene correcto», y una segunda que el ingeniero vasco denomina “producción emocional”. “Si se busca una música sensible, técnicamente puedes lograr una prolongación del sonido buscando una mirada hacia dentro. Por el contrario, si la música es de una batalla, se pueden buscar los recursos para que suene más agresivo y llevar la emoción del jugador a un punto donde la partitura original no llega”.
A nivel musical, Krutzaga considera que la banda sonora creada por Damián Sánchez para el videojuego es “poderosa, muy enérgica, especialmente en los momentos de batalla”. “Tiene un punto muy acústico, gracias al sonido de unas flautas, que le dan un toque oriental y una sonoridad muy fresca”, detalla.
Componer la música para el videojuego chino Swordsman World ha servido al valenciano para dar un salto cualitativo en su carrera. Hasta ahora, la mayoría de sus trabajos para los estudios españoles Super Awesome Hyper Dimensional Mega Team y A Crowd of Monsters habían sido realizados con librerías, pese a que había grabado algunas piezas concretas con músicos. “Los instrumentos del ordenador suenan tan bien que la gente no es capaz de distinguir la diferencia con una orquesta, cuando realmente la calidad final de esta última es abismal, y el coste no supone una cantidad desorbitada».
En este sentido, el compositor valenciano se lamenta que en el mundo del cine, incluso en las producciones más independientes, «lo habitual es que se grabe la banda sonora con una orquesta». «En los videojuegos aún no está muy arraigado, al menos, a nivel nacional. Muchos prefieren invertir ese dinero en otros aspectos como la promoción o en contratar a un experto en programación o gráficos». Por ello, a corto y medio plazo no cree que pueda volver a repetir la experiencia con un estudio español.